De nueva cuenta, volvemos a la revisión de las actividades y estrategias necesarias para desarrollar el cerebro de los niños.
En la segunda entrega de este resumen del libro La capacidad cerebral en la primera infancia, de Pam Schiller, hablamos sobre la importancia de las emociones, el ejercicio y el cerebro, la necesidad que éste tiene de hidratación continua y también sobre la activación y funcionamiento de los hemisferios cerebrales.

Continuemos con esta revisión que trataré de hace mucho más rápida.
- Las carcajadas y el cerebro: además de ser contagiosa, la risa es altamente estimulante para el cerebro. Los compuestos químicos que se liberan al soltar una buena carcajada mejoran nuestro estado de ánimo en general y disminuyen el estrés crónico, incrementando además la actividad de los glóbulos blancos. Además, liberan otros químicos como la serotonina, que activa el estado de alerta y la memoria. Por ello, realizar actividades que provoquen carcajadas en los niños es también una manera de estimularlos.
- Bebés: provocar por todos los medios posibles las carcajadas. Hacer reír a un bebé es, además de maravilloso para él, también para quien los cuida.
- Preescolares: estimular las payasadas naturales de los niños es la mejor manera de gozar la risa con ellos. En general, procurar no parar muy rápido aquellas conductas “impropias” que en realidad no causen daño alguno.
- Escolares: estimular a los niños para que hagan sus propios chistes o retarlos a hacerse cosquillas a sí mismos.
10.- Los estilos de aprendizaje y el cerebro: la forma en que se demuestra la información a los niños influye en su aprendizaje. Es evidente, aunque la neurociencia ha encontrado también que los niños muestran distintos tipos de aprendizaje según diversas situaciones. Así pues, una forma de ayudarlos a encontrar ese estilo que más les acomoda, o que más los favorece en determinado momento, es realizar actividades adecuadas a diferentes estilos.
- Aprendices auditivos: activan el aprendizaje escuchando y hablando. Con ellos es necesario realizar actividades como escuchar un relato, participar en un debate, cantar canciones, etc.
- Aprendices visuales: utilizan imágenes para activar el aprendizaje. A ellos los favorecen actividades como: dibujar, pintar, mirar un libro, realizar un collage, etc.
- Aprendices cinestésicos: necesitan el movimiento del cuerpo para activar sus cerebros. Con ellos van actividades como: hacer ejercicio, bailar, jugar al aire libre.
Actividades según la etapa de desarrollo:
- Bebés: dado que no muestran estilos de aprendizaje específicos, es importante estimularlos de manera integral dado que sus sistemas están funcionando a niveles máximos.
- Preescolares: en lugar de emplear demasiado tiempo adaptando la enseñanza a los estilos, es mejor incluir actividades que convengan a cada estilo en diferentes temas y de ahí explorar qué es lo que más favorece a los niños.
- Escolares: comentar los estilos de aprendizaje con los niños y animarlos a llevar un diario en el que describan qué experiencias los estimulan más.

11.- El movimiento y el cerebro: equilibrio, manipulación, ritmos, actividades de línea media, actividades vestibulares (equilibrio y control espacial) y perceptivo-sensoriales contribuyen al aprendizaje. “Las experiencias de aprendizaje repetidas y multisensoriales fortalecen las conexiones de redes cerebrales”[1]. La actividad física es el abono para la construcción del aprendizaje. Cuanto más control de su cuerpo adquiere un niño, más capacitado está para aprender.
- Bebés: ejercitar de manera regular a los bebés. Sentar a los bebés en las piernas y ejercitar sus brazos y piernas mientras se mira en el espejo.
- Preescolares: pedir a los niños que posen como estatuas sostenidos en un pie, de manera que mantengan la postura el mayor tiempo posible. Pintar de rodillas o con los pies: poner a los niños a pintar un lienzo desde sus rodillas o recostados en su espalda, con el pincel en el pie.
- Escolares: animar a los niños a dar vueltas corriendo, jugar pin pong o bádminton, aprender coreografías bailables.

12.- La música y el cerebro: los datos de investigación recientes muestran que la música y el lenguaje están tan entrelazados, que la noción y conciencia de la música es crítica para que los niños aprendan a hablar. A medida que los niños crecen la música les ayuda también a leer e incluso a hacer amigos. La prosodia, que es la melodía natural del habla, se configura según estructuras rítmicas. Los investigadores siguen estudiando los beneficios y efectos de la educación musical en el desarrollo cerebral y hasta ahora se sabe que, por ejemplo, tocar un instrumento puede ayudar a los niños a procesar mejor el habla y a interpretar los matices de la lengua.
- Bebés: cantar y tararear canciones a los niños recién nacidos es un estimulante inigualable. Poner música de diferentes estilos a los bebés asegurándonos que el volumen sea bajo ya que sus oídos son muy sensibles.
- Preescolares: poner música de marcha e invitarlos a crear sus propios pasos, darles cintas o bufandas e invitarlos a moverlos de manera rítmica según cierta pieza musical, fabricar instrumentos caseros.
- Escolares: acercar a los niños a conciertos, óperas y representaciones sinfónicas adecuadas para su edad. Acercarlos a la música y darles instrumentos.
13.- La novedad y el cerebro: cuando algo no se ajusta a un patrón, el cerebro de inmediato presta mucha atención a ello. Cuando el cerebro se acostumbra a algo se vuelve rutina, así que con el tiempo reacciona disminuyendo el nivel de actividad. La novedad, por tanto, es un recurso excelente para llamar la atención y estimular a los niños.
- Bebés: cambiar frecuentemente las figuras de su móvil; usar diferentes accesorios a la hora de cambiarlos, como lentes oscuros, un sombrero, una peluca, etc.
- Preescolares: reorganizar los juguetes y equipamiento escolar de manera frecuente, hacer rotaciones frecuentes con los juguetes, retar a los niños a armar rompecabezas con las piezas hacia abajo.
- Escolares: animar a los niños a examinar un acontecimiento actual desde la perspectiva de alguien de otro tiempo, desafíos mentales con objetos cotidianos: hacer algo creativo con una taza o un plato desechable; invitarlos a pensar un final nuevo en su historia favorita.

14.- La nutrición y el cerebro: todos sabemos la importancia de tener una buena nutrición no sólo para el desarrollo cerebral, sino general. Lo importante además es capacitar a los niños para alimentarse de manera adecuada por sí mismos.
- Bebés: la leche materna es una vía inigualable para la sana alimentación del niño. Si la madre se alimenta correctamente desde el embarazo, el bebé preferirá también estos alimentos. La alimentación, además, es una vía valiosísima para la estimulación del bebé: Baby Led Weaning es una manera de lograrlo.
- Preescolares: ofrecer una variedad de alimentos sanos y ricos en proteínas, vitaminas y minerales. Hablarles acerca de la nutrición y ayudarles a reconocer alimentos sanos de los que no lo son.
- Escolares: planear menús semanales con ellos basados en elecciones saludables. Pedir a los niños que localicen alimentos de cada grupo en el supermercado.
Hasta aquí la tercera entrega. En la próxima veremos temas como la sobreestimulación y las configuraciones del cerebro.
Estoy viviendo un momento personal muy especial. Mi segundo hijo está a punto de llegar y amenaza con hacerlo en cualquier momento, aunque todavía puede demorar un rato. Nunca se sabe del todo con los bebés. Trataré de completar esta reseña lo antes posible. De no hacerlo, te pido que tengas un poquito de paciencia.
[1] Schiller, Pam. La capacidad cerebral en la primera infancia. Narcea Ediciones: Madrid, España. 2015. Pág. 69.
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