Simple: porque es mucho más barato a gran escala. Pero a la larga, para ti, para el planeta, ¡y hasta para tu bolsillo!, acaba siendo muy, muy caro. Y, aunque no lo creas, también puede ser mucho más barato para ti consumir productos naturales, hechos por ti mismo, y que son aptos para la vida. Ya sé, la mayoría de éstos no están a tu alcance en el estante del supermercado, pero sí gran cantidad de ingredientes que ni sospechabas que podrían ayudarte y que son mil veces mejores para ti y tu salud, y con los cuales tú mismo podrías empodearte y tomar el control.

Lo que sucede muchas veces con el consumo masivo es que nos saca de concentración y se aprovecha de nuestra falta de conocimiento. La mayoría de nosotros no somos aptos para entender todo lo que dicen las etiquetas de nuestros productos de consumo diario. Pensamos que por el hecho de estar a nuestro alcance son inocuos, pero no es así. Para entender, no ya para leer, todo lo que contienen, necesitaríamos saber mucho más de química que lo que aprendemos en la escuela. Piénsalo así: si es demasiado complicado de entender, no deberíamos consumirlo sin control. Sustancias como PEG y PPG, Propylen Glycol, DEA, MEA, TEA, nitrosaminos y agentes nitrosantes, parabenos y otros conservadores, sodium laureth sulfate, sodium lauryl sulfate, derivados del formaldehído, compuestos orgánicos halógenos, phtalatos, fragancias sintéticas, colorantes, etc., están presentes en la mayoría de los productos cosméticos que consumimos y no, no basta con que haya instituciones que regulen su uso y función, la verdad es que cada uno deberíamos estar completamente seguros de lo que consumimos

¿Cómo saberlo? Si lo puedes comer, entonces te lo puedes untar. Desde tiempos prehistóricos aprendimos que ciertas sustancias podrían dañar nuestro organismo al ser ingeridas, ¿entonces por qué nos exponemos sin control y sin cuidado ante la montaña de químicos que consumimos a diario? Porque están a nuestro alcance y alguien nos convenció de que funcionan. Y sí, la mayoría funciona al momento, pero a la larga resultan muy caros. Por ejemplo, los aceites minerales que se obtienen del petróleo, son baratísimos de producir y son la base de la mayor parte de las cremas y productos oleosos que usamos hasta para bebés, ¿te suena «vaselina»? Al momento, actúan increíblemente bien, pero a la larga tapan los poros, impiden que la piel «respire», lo cual hace que se reseque y terminemos con un montón de arrugas y otros problemas.

¿Hay opciones que resulten más favorables para nuestra salud y bolsillo? Por supuesto que sí, y la mejor noticia es que no es necesario comprar cosas muy complicadas, la mayor parte están a nuestro alcance. El aguacate, el aceite de coco, la miel y otros aceites esenciales naturales, tienen efectos maravillosos en la piel y resultan accesibles para casi cualquier bolsillo.

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Yo me interesé en el tema de la cosmética natural porque la verdad me encanta hacerle al químico. Me gusta mucho la idea de las cosas caseras, al principio comencé con comestibles: cremas de nueces, aderezos, chiles encurtidos, leches vegetales y hasta quesos veganos eran mis recetas preferidas. Luego me di cuenta de que también podía hacer mis propias mezclas caseras para productos de limpieza y cosmética: desde suplir el jabón de lavandería líquido -ese que compramos masivamente en Costco y otras cadenas-, por jabón Zote hervido, hasta hacer mi propia mezcla de shampoo con vinagre, bicarbonato y té, o mi propia pasta de dientes con aceite de coco y limón. Cosas simples que la verdad no me parecen excesivamente caras, sino todo lo contrario.

Mi gran paso hacia este nuevo mundo empezó con Doterra, una marca de aceites esenciales naturales que, para quien todavía no la conoce, te permite cuidar tu salud y la de tu familia sin recurrir como primera opción a las medicinas, pero también es una fuente esencial de productos caseros de todo tipo.

Me di cuenta de que al final gasto menos, pero lo mejor es que dejé de producir mucha de la basura que antes producía: botes y botellas de plástico, bolsas y mil cosas más que acababan irremediablemente en el basurero. Hoy puedo decir que lo que desecha mi lavadora ya no es una fuente de contaminación para el agua.

Fui indagando más en las recetas naturales y me di cuenta de que al final, aunque muchas cosas están a mi alcance, hay otras que no se comercializan a tan gran escala, por eso nació la idea de crear Droguería Damiana, un lugar en el que puedas encontrar desde envases preciosos para poner tus cremas y rellenarlas cada vez que lo necesites con las fórmulas que tú mismo crees, hasta las materias primas para lograrlo: ceras naturales, bases para jabones, aceites y un sinfín de cosas más.

Este año tengo un propósito especial: generar ese lugar en el que yo y cualquiera que quiera cuidar su salud pueda encontrar lo que necesita. Por ahora, mi Droguería Damiana, está en construcción, pero hay algunas cosas que ya puedo compartirte: recetas y aceites esenciales.

En los próximos días estaré dándole más forma a esto, pero si te interesa conseguir algún producto, avísame…

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